lunes, 27 de diciembre de 2010

Pollock.

[..]
-Hablas como si... supieras.
-Siempre sé de lo que hablo.
-No quiero decir eso, deja de hacerte la tonta. Quítate la camiseta.
-No necesitas verlas, ya sabes como son.
-Todo este tiempo has dejado que pensásemos que estuvo solo, nos has dejado consolarte como si todo esto te importase; y ahora, lo sueltas así, casi suplicando que te deje marchar. No sé qué puedo decirte, a parte de que la próxima vez que huyas, deberías asegurarte de no seguir manchando todo a tu paso.
-Por esto no he querido volver a hablar. Sabía que ibais a odiarme.
-Nadie puede odiarte por querer liberarlo, en el fondo, eres la única que le ha querido de verdad.
[..]

-..RTA!
-¿Qué... pasa...?
-Pensamos que habías... oh Dios, creí que... que no volveriamos a oír tu voz. No vuelvas a asustarnos, nunca.


No mereces esto, es demasiado cruel
incluso para ti.