domingo, 30 de noviembre de 2008

Verde universo.

Es imposible prometerse el no volver a soñarte,
u olvidarte sin volver al no sentir.

Es imposible no ahogarse,
no sentirse insignificante;
si no se es todo para ti.

Es imposible perdonarse
por perderte en un segundo;
abandonar la eternidad juntos,
por no esperar esa milésima.

Es imposible no recordarte
cuando tus ojos son el universo,
al que me llevan tus acordes,
tus palabras para mí.

Es imposible no odiarme
si me lo he arrancado todo,
dejándome vacía, sola;
sin ti.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Adrián.

Se apartó de Adrián con un leve sofoco, intentando mantener esa calma que la caracterizaba, esa calma que supuraba por cada uno de sus poros, esa que todo el mundo creía comprender; esa calma ficticia.
Él le sonreía, ajeno a todas las cosas que se le pasaban por la mente; imágenes, deseos, palabras inacabadas.. tantas cosas que la aturdían y la incapacitaban para lograr unir coherentemente dos palabras.
Tardó un poco en lograr componer todo eso que le arrasaba el cerebro como una avalancha, y todo desapareció, dando lugar a la idea que prevalecería sobre las demás, la única que ella había sopesado de verdad, la única que podría salvarla de aquel torbellino llamado Adrián, que la absorbería por completo si no tomaba ahora mismo una decisión.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Azul de metileno.

Conformismo.
Despeja mis dudas y te arranca finalmente de mi mente.
Atrapa los restos que quedaban de ti, y los pulveriza en un suspiro.
Aliviándome, por qué no decirlo.
No digo que ya no existas para mí, que hayas desaparecido de mis ojos, o que tal vez no importe lo que sientas.
Digo, ¿que como voy a quererte, si te conformas con un poco menos?

Conformista.
Quizá esa palabra ya me rondaba hace tiempo, susurrándome el augurio de lo que ahora se ha convertido en nuestra realidad: La nada.
Quizá me rodearon infinitas señales luminosas, que vaticinaban exactamente lo mismo; pero yo soy así. Ciega.
Quizá hayan sido tantas cosas, que no podríamos pronunciar ninguna.
O quizá no, y simplemente busque consuelo en esa palabra tan odiosa.
Pero sin abusar ni un ápice de la pedantería, me atrevo a imaginar un NO, así de rotundo.
NO me estoy equivocando, esta vez NO.

Con esto tampoco quiero decir que seas tú el equivocado. Pero sí el conformista.
Y más que odio, lo que me inspiras ahora mismo, es tristeza.

domingo, 16 de noviembre de 2008

F.

Aparezco en escena (nuestra escena) y enmascaramos las miradas, por hacer que no importamos. Pero la realidad es bien distinta, y difiere tanto de la no importancia que hasta me oprime los alientos.
Disimulado me acechas de reojo y yo sonrío recelosa de perderme en tu mirada, sabiendo que de nada sirve, y que terminaré como siempre, empapada en tu inmensidad abismal, pero feliz.
Entonces decides contrariarme, ansioso por encontrarte en mis ojos confusión, pizcas de suspiros no te vayas y mordiscos de deseo incontenible. Yo mataría por poder escudriñarte, por saberte tan profundo, sentimientos arraigados. Mataría por besarte un no me dejes, un hoy quiero despertarme a tu lado, un tantas cosas que no me llega un solo abecedario.
Mis ojos no consiguen retenerte, y aparece lo pretendido: mi ansiedad a tus besos. Sonríes satisfecho, y yo me hundo un poco más. Pero aún no llega con ahogarme, necesitas un paso más. Me acaloras las mejillas, con un beso de esos que derriten mis retinas; que me deja descolocada.
Ya tienes lo que quieres.
Apuras un hasta luego. Pero tu sonrisa me retiene un infinito en el abismo de tus ojos, susurrando que tal vez sea más que una caricia, algo más que un olvido de media hora.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Enamoramiento del día.

La estupidez me invade y controla una vez has hecho acto de presencia, da igual que aún no me hayas mirado, solo con estar ya es suficiente.
Será que quiero gustarte me digo, será que ya le gustas respondo.
Entonces no sé a que viene tanto nerviosismo..
No sé a que viene tanto temblor en el estómago cuando me miras, con esa sonrisa tuya tan enigmática, que me atrapa y me marea.
Como me atrapan y marean tus ojos abismales;
o tus rizos terciopelo, que acaricio luchando contra el sueño, que no quiero dormirme, por si despierto y ya no estás. Pero me duermo, y despertamos cada cinco minutos; yo para asegurarme de que no es un sueño, y tú para besarme o empeñarte en recordarme lo bien que estamos.
Tampoco quiero que sea mañana, porque voy a tener que marcharme, y no se me ocurre otro lugar mejor que quedarme aquí contigo.

No se me ocurre otro lugar mejor que no sea dormir entre tus brazos.

Pe.

Nunca había imaginado que desnudarse delante de un desconocido iba a resultarle tan sumamente fácil. No lo de quitarse la ropa, eso era pan comido. Se refería a desnudar su alma, a mostrarse tal y como era de verdad; a entregarse totalmente, algo que creía imposible, pero que ahora se materializaba en aquella habitación.
Aquella habitación que les servía de teatro, donde escenificar todos sus sentimientos. Un teatro conformado en un salón, con una tela para poder llegar hasta donde ellos quisieran; una mochila rebosante de ideas, rimel, lencería, esposas, faldas, pintalabios, camisetas, botas, vergüenza, dulzura, sexo, ternura, curiosidad, odio, y tantas otras cosas más.
Una vez desnudas tu alma, y te roban esos cachos interpretados, ya no vuelves a recuperarla, pero reconstruyes un nuevo yo, deseoso de volver a ser secuestrado.

Misfits.

Paras el tiempo para sonreírme, excusándote en que mis ojos no pueden quedarse quietos (y mi boca menos), antes de mirarnos, mirarme, desafiante; consciente de que no hace falta que me hables, para que caiga en el abismo de tus ojos; y juegas con ventaja.
Siempre juegas con ventaja, siempre un paso por delante; arrancándome las palabras, para sonreírme enigmático cuando soy yo la que interroga; haciendo que muera por saber(te), por comerte y que me comas; por querer despertar al día siguiente, y que prometas el no olvidarme.