domingo, 30 de noviembre de 2008

Verde universo.

Es imposible prometerse el no volver a soñarte,
u olvidarte sin volver al no sentir.

Es imposible no ahogarse,
no sentirse insignificante;
si no se es todo para ti.

Es imposible perdonarse
por perderte en un segundo;
abandonar la eternidad juntos,
por no esperar esa milésima.

Es imposible no recordarte
cuando tus ojos son el universo,
al que me llevan tus acordes,
tus palabras para mí.

Es imposible no odiarme
si me lo he arrancado todo,
dejándome vacía, sola;
sin ti.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Adrián.

Se apartó de Adrián con un leve sofoco, intentando mantener esa calma que la caracterizaba, esa calma que supuraba por cada uno de sus poros, esa que todo el mundo creía comprender; esa calma ficticia.
Él le sonreía, ajeno a todas las cosas que se le pasaban por la mente; imágenes, deseos, palabras inacabadas.. tantas cosas que la aturdían y la incapacitaban para lograr unir coherentemente dos palabras.
Tardó un poco en lograr componer todo eso que le arrasaba el cerebro como una avalancha, y todo desapareció, dando lugar a la idea que prevalecería sobre las demás, la única que ella había sopesado de verdad, la única que podría salvarla de aquel torbellino llamado Adrián, que la absorbería por completo si no tomaba ahora mismo una decisión.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Azul de metileno.

Conformismo.
Despeja mis dudas y te arranca finalmente de mi mente.
Atrapa los restos que quedaban de ti, y los pulveriza en un suspiro.
Aliviándome, por qué no decirlo.
No digo que ya no existas para mí, que hayas desaparecido de mis ojos, o que tal vez no importe lo que sientas.
Digo, ¿que como voy a quererte, si te conformas con un poco menos?

Conformista.
Quizá esa palabra ya me rondaba hace tiempo, susurrándome el augurio de lo que ahora se ha convertido en nuestra realidad: La nada.
Quizá me rodearon infinitas señales luminosas, que vaticinaban exactamente lo mismo; pero yo soy así. Ciega.
Quizá hayan sido tantas cosas, que no podríamos pronunciar ninguna.
O quizá no, y simplemente busque consuelo en esa palabra tan odiosa.
Pero sin abusar ni un ápice de la pedantería, me atrevo a imaginar un NO, así de rotundo.
NO me estoy equivocando, esta vez NO.

Con esto tampoco quiero decir que seas tú el equivocado. Pero sí el conformista.
Y más que odio, lo que me inspiras ahora mismo, es tristeza.

domingo, 16 de noviembre de 2008

F.

Aparezco en escena (nuestra escena) y enmascaramos las miradas, por hacer que no importamos. Pero la realidad es bien distinta, y difiere tanto de la no importancia que hasta me oprime los alientos.
Disimulado me acechas de reojo y yo sonrío recelosa de perderme en tu mirada, sabiendo que de nada sirve, y que terminaré como siempre, empapada en tu inmensidad abismal, pero feliz.
Entonces decides contrariarme, ansioso por encontrarte en mis ojos confusión, pizcas de suspiros no te vayas y mordiscos de deseo incontenible. Yo mataría por poder escudriñarte, por saberte tan profundo, sentimientos arraigados. Mataría por besarte un no me dejes, un hoy quiero despertarme a tu lado, un tantas cosas que no me llega un solo abecedario.
Mis ojos no consiguen retenerte, y aparece lo pretendido: mi ansiedad a tus besos. Sonríes satisfecho, y yo me hundo un poco más. Pero aún no llega con ahogarme, necesitas un paso más. Me acaloras las mejillas, con un beso de esos que derriten mis retinas; que me deja descolocada.
Ya tienes lo que quieres.
Apuras un hasta luego. Pero tu sonrisa me retiene un infinito en el abismo de tus ojos, susurrando que tal vez sea más que una caricia, algo más que un olvido de media hora.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Enamoramiento del día.

La estupidez me invade y controla una vez has hecho acto de presencia, da igual que aún no me hayas mirado, solo con estar ya es suficiente.
Será que quiero gustarte me digo, será que ya le gustas respondo.
Entonces no sé a que viene tanto nerviosismo..
No sé a que viene tanto temblor en el estómago cuando me miras, con esa sonrisa tuya tan enigmática, que me atrapa y me marea.
Como me atrapan y marean tus ojos abismales;
o tus rizos terciopelo, que acaricio luchando contra el sueño, que no quiero dormirme, por si despierto y ya no estás. Pero me duermo, y despertamos cada cinco minutos; yo para asegurarme de que no es un sueño, y tú para besarme o empeñarte en recordarme lo bien que estamos.
Tampoco quiero que sea mañana, porque voy a tener que marcharme, y no se me ocurre otro lugar mejor que quedarme aquí contigo.

No se me ocurre otro lugar mejor que no sea dormir entre tus brazos.

Pe.

Nunca había imaginado que desnudarse delante de un desconocido iba a resultarle tan sumamente fácil. No lo de quitarse la ropa, eso era pan comido. Se refería a desnudar su alma, a mostrarse tal y como era de verdad; a entregarse totalmente, algo que creía imposible, pero que ahora se materializaba en aquella habitación.
Aquella habitación que les servía de teatro, donde escenificar todos sus sentimientos. Un teatro conformado en un salón, con una tela para poder llegar hasta donde ellos quisieran; una mochila rebosante de ideas, rimel, lencería, esposas, faldas, pintalabios, camisetas, botas, vergüenza, dulzura, sexo, ternura, curiosidad, odio, y tantas otras cosas más.
Una vez desnudas tu alma, y te roban esos cachos interpretados, ya no vuelves a recuperarla, pero reconstruyes un nuevo yo, deseoso de volver a ser secuestrado.

Misfits.

Paras el tiempo para sonreírme, excusándote en que mis ojos no pueden quedarse quietos (y mi boca menos), antes de mirarnos, mirarme, desafiante; consciente de que no hace falta que me hables, para que caiga en el abismo de tus ojos; y juegas con ventaja.
Siempre juegas con ventaja, siempre un paso por delante; arrancándome las palabras, para sonreírme enigmático cuando soy yo la que interroga; haciendo que muera por saber(te), por comerte y que me comas; por querer despertar al día siguiente, y que prometas el no olvidarme.

domingo, 5 de octubre de 2008

Lia.

Ahora será siempre nunca.
Siempre soportar el ego aplastante, la histrionicidad personificada; el súmmum del importunismo, del no saber. Del no querer saber más allá de tu epigastrio. El querer demostrar algo que no se es; esforzarse en explicar teorías desconocidas, y de las que sin duda alguna no se tiene la más remota idea; hablar con palabras de un alguien a quien se le colocó un título y por lo tanto (creemos) debe poseer la verdad universal e indudable a partes iguales; memorizar frases ilimitadas (que por supuesto no entendemos), para un buen día soltarlas todas de carrerilla, las cuales, aturdidoras aunque inconexas, nos otorguen el calificativo deseado. Entonces desenlazarse con lo más normal, el intento fallido de demostrar la anormalidad ausente, que se hace patente con cada nuevo intento de afirmación en lo muy poco que nos importa la opinión ajena; demostrando así, contrariadamente, la falta total de la misma y de la anormalidad deseada; sin darnos cuenta de que en realidad nadie ha sido engañado, salvo nosotros mismos, y quienes hayan seguido nuestros mismos pasos para llegar a la tan ansiada hazaña de conseguir la anormalidad. El único inconveniente, a parte de la pérdida de tiempo, es, que seguimos siendo tan patéticamente normales como al principio, (dejando patente que la normalidad no es patética, a menos que se desee enmascararla), porque ese título conseguido de dudosa manera, no nos aportará absolutamente nada, salvo una mentira tras otra, las cuales, creídas a pies juntillas, se apilarán para formar lo que más adelante será nuestro futuro; muro difícilmente susceptible de ser derribado, una vez sea afianzado, ya que ello supondría la negación de nuestro ser (imaginario, idealizado, irreal, precario..), la vergüenza de haber creado lo que no somos, la afirmación del horror; el ser absoluta y completamente igual a los demás.
Algo inconcebible para la mayoría de las personas; que no soportan la idea de ser lo que son, normales.

Nunca volver a sentir comprensión alguna, o el milésimo interés por descifrar la primera sílaba.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Olvidos.

Un buen día te das cuenta de que has olvidado aquel espejo,
y te descubres recordando todos esos olvidos atrasados,
todos los momentos, personas y cosas, que un buen día se te dio por olvidar.
Y es curioso,
es curioso darte cuenta de cuantas cosas has conocido y sacado todo el partido que pudiste, para de repente dejarlas atrás; como cuando exprimes una naranja, te bebes el zumo que en su momento es delicioso, después tiras la monda a la basura para olvidarte completamente de ella, y a los cinco minutos lo único que recuerdas te viene de ese semigusto dulzón en la boca; o como esa muñeca olvidada en cualquier caja de zapatos, que en su momento fue todo para ti, pero ahora es simplemente eso, un olvido más; lo único que la diferencia del resto de las cosas, es, que a ella la conservas, en una caja de zapatos.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Conversaciónes de autobús.

¡¡Sonríe!!
Rezan unas letras doradas debajo de la ventana, fría, que nos separa del resto del mundo. Que nos hace peces calientes, sumidos en nosotros mismos, sin querer que nos miren a los ojos y vean que somos menos de lo que queremos ser, o incluso de lo que aparentamos; y eso es lo que les da el verdadero miedo.

¡¡Sonríe!!
No necesitaba leerlo dos veces, gracias;
y la ironía explotó, con esa lágrima que no quiero que salga, que abrasa el lagrimal implorando libertad; junto con los labios apretados, locos por torcerse, o morderte.

Pero como voy a sonreír.

Sonríe.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Ella.

Hay días (o momentos) en los que lo unico que quieres es dormir.
Nada más.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Conversaciónes "a".

-O a lo mejor solo estoy enamorado de la idea de estarlo.
-¿Y yo?
-¿Tú?
-Sí, yo. ¿También estaré enamorada de la idea, y no de él?
-Tú es distinto. Yo la persigo, lo único que quiero es conseguirla; pero tú.. tú le quieres de verdad, aún me acuerdo de esa cursilada que dijiste.
-Yo no digo cursiladas.
-Por supuesto que sí. Cuando dijiste, que lo único que querías era su felicidad, y que si eso no era contigo te aguantarías.
-Yo no dije eso.
-Tú, tú.. Claro que lo dijiste, dijiste: “yo solo quiero que sea feliz, no me importa si no es conmigo”
-No.
-Sí, y semillorando, por cierto.
-…
-No deberías avergonzarte, es muy bonito que digas eso, que sientas eso por alguien.
-No lo es.
-Sí que lo es, y deberías decírselo, deberías decirle todo lo que tienes ahí dentro. La mayoría de las veces dices las cosas a quien no corresponde; no es a mí a quien deberías haberle dicho eso tan bonito, o muchas otras cosas; es a él.
-Eso no arreglaría nada.
-Puede que no, pero deberías decírselo igual.
-No quiero.
-Sí quieres, pero eres una cobarde; y prefieres escribir las cosas, dirigidas a un nadie, que mantener una conversación; la cual por cierto, te dejaría mucho mejor de lo que te deja hablar sola, o conmigo.
-Lo sé.


(Pero hoy no importa.)

jueves, 28 de agosto de 2008

In my time of need.

Cinco minutos pueden arruinar un día,
que a su vez, como las piezas de un dominó estratégicamente colocadas, arruinará el siguiente, y el siguiente, y el siguiente; hasta que un buen día se arregle, o hasta que mueras.
En cinco minutos puedes entender todo lo que no has entendido en tres años,
puedes llorar tanto que hasta olvidas respirar, y entonces tus pulmones piden a gritos una bocanada de aire, que te despierta de ese segundo de dolor infinito.
Puedes pensar en todas las cosas que dijiste, y todas esas que callaste por vergüenza, por no causar más dolor, o por la simple estupidez y errática de tu persona,
Y también puedes arrepentirte hasta el punto de odiar al último quark de tu cuerpo, a la última conexión neuronal que hace que pienses de esta forma y querer castigarte por ser tú misma la que te has quitado lo único que te importa de verdad.

viernes, 8 de agosto de 2008

El 13 de Diciembre, será sábado.

Mañana será otro día. Pero tú te levantas con mis desayunos regalados en la cama, mientras yo me susurro un grito congelado por idiota, que dice que deberían ser para mí. Transmuto mis regalos en tus robos, que regalados siguen siendo algo parecido por si algún día quiero recuperarlo; y ese día que es ahora, sino siempre; el que nunca haya dejado de quererlo, de oler sus acordes y manchar con una lágrima lo que antes fueron sonrisas; de acariciar su voz resumida en agudos de cinco altavoces que aunque grabes siguen siendo tan bonitos que sin sentirlo ya sé a lo que sabe, ya sé que quiero saberlo cada segundo del resto de mi vida, y no por sus halagos, sino por lo que no dice y lo que no hace para que parezca que no escucha, cuando en realidad se ha pasado escuchando hasta el primer latido de cada aliento, y sin abrazarme ya sabe lo que quiero decir, o llorar el no tocarlo, ni sentirlo tan lejos y tan cerca. Olvidar esa eternidad en un segundo, por no saber aguantar esa milésima, para un infinito que ya no será más que un sueño del que te despiertas empapada. Sin volver al insultarnos o insultarme, de que ya verás como me rasco lo que siento y un día sí será una estupidez, el enloquecer y decidir que quiero darte todo eso que prometí, sin querer el todo a cambio, sino solo el soltar lo que es tuyo, que nunca pudo ser para otro alguien, por mucho que quisiese insistir; y el pedirte que lo guardes.
Aunque ahora, ya será siempre tarde.

miércoles, 30 de julio de 2008

Susurros.

Susurró al viento su deseo de desaparecer.
Y entonces pasó.

No más sentirse incomprendida, sola o vacía.
No más sensación de estar equivocándose cada segundo.
No más gestos o sonrisas falsos que contradecían hasta el último de sus pensamientos o principios por no incomodar.

Ya no habría nada más. Solo la ingravidez apoderándose y llenando cada uno de sus poros, que una vez aquí ya no significaban nada.

Como todo.
Como todas esas cosas que otrora la habían hecho volar y sonreír hasta el punto de olvidar al resto; todas esas cosas que un día la hicieron sentirse viva, pero que aquí no servían para nada, ni para nadie.

La abstracción y enajenación completa.
El dejar a un lado el mundo, y mudarse a un nuevo universo. Dónde el todo era ya la nada, y lo único importante era el no sentir, al que a cada segundo te vas acercando más. Y el que, junto con la ingravidez, se filtra hasta lo más hondo de tu organismo, apoderándose poco a poco de cada una de tus células; hasta controlarte por completo.
Un control, el único deseado, que despoja cualquier ápice de sensación; que arranca todo, lo querido y lo que no, y te deja flotar en este algo para el resto de los días.

viernes, 18 de julio de 2008

Esto no tiene título.

Todas esas palabras que antes eran para mí, o para ti; ahora caen en un vacío congelado al cual no me atrevo a asomarme, tal vez por la infinita posibilidad de caerme con ellas.
La posibilidad de sobrevolar ese vacío infinitamente oscuro y congelado, para más tarde aterrizar en ese mar que serían todas nuestras palabras, en esa tercera dimensión; ese mundo que creamos, o creaste, para los dos, en el cual nos cobijamos cuando solo pensábamos en comernos el resto de la vida juntos, y relamernos el uno al otro sin importar nada más.
Pensar en ese mundo, de historias bajo sábanas, de cuentos antes de dormirme, abrazada a tu sonrisa y a tus ojos, que nunca dejarán de ser lo que son, porque solo pueden ser eso, el universo.
El universo infinito que me recrimina el dejar de sonreír, diciendo que es demasiado temprano para arrepentirse, sobre todo, de las cosas que aún podemos hacer; que puede ser que el señor destino se enfade tanto conmigo que decida cambiarlo todo y girar hasta que choquemos en ese beso eterno, que si nadie hace nada seguirá siendo una palabra más que añadir a ese vacío del que tú sí, pero yo no puedo olvidarme.
Deshacerse de la culpa y culparte a ti, o al destino, o al qué sabe nadie; a decir que cada uno lucha por lo que quiere, y si no haces nada es que no te importaba tanto; pero como solo tú sabes lo que pasa por tu cabeza nadie es quien para juzgarnos.
O quizá, tal vez, en realidad esto no sea nada, y solo una manera más de evadirse, de escupir, de soltar cada sentimiento que te aprieta o te desgasta; que tú seas eso y nada más, una vía de escape, un que sé yo, para arreglar lo que esté estropeado; que en el fondo es lo que eres, un mago, que sabe siempre lo que siento,
pero que no hace nada por sacarlo.
Que yo sepa que esta vez, no se arregla todo con palabras, y que probablemente ni los hechos valgan ni siquiera. Que a lo mejor esto es lo que debía ser, y no empeñarse en luchar contra todo para apretarnos, si en realidad lo que tú quieres lo tienes a tu lado, y yo difiero tanto de eso que no duraríamos ni un segundo; ¿pero y qué más da? si ese segundo pudiésemos eternizarlo, sin necesitar de las palabras para entendernos, saberlo todo con mirarnos a los ojos, y que solo importe el si te quiero.
Que sí.

martes, 15 de julio de 2008

A. D. I. P. U. T. S. E.

Algo la empujó a preguntar qué era eso que había hecho tan horrible, y el si podría arreglarlo. Él la miró, como si quisiera leer en sus ojos la respuesta, o tal vez más adentro; y la incitó a seguir preguntando.
Se puso algo nerviosa, no le gustaba nada que la mirasen a los ojos, excepto él, pero eso era agua pasada; preguntó por qué no podía olvidar, por qué si eso era lo que ella había escogido; preguntó qué era eso que la carcomía las entrañas, y que la hacía sentirse en ocasiones tan vacía que se llegaba a preguntar si eso no podría matarla; preguntó tantas cosas que las palabras salían a borbotones incontrolables de su garganta, sin que ella pudiera pensar si quiera lo que decía.
El brujo, o así había decidido llamarlo, parecía imperturbable, como si no prestase atención a las preguntas, porque ya sabía que ella las haría, y porque conocía todas las respuestas. Volvió a mirarla a los ojos, y esta vez sí fue tan adentro, todo lo adentro que se pueda ir, y una vez allí la empujó a mirarse, a darse cuenta de lo que en realidad era todo, toda ella; y no hicieron falta las respuestas, lo supo todo con una sola palabra.
Y también, que esta vez sí que no tenía arreglo.

domingo, 29 de junio de 2008

Gracias cero.

Cansada de escupir una sonrisa al tiempo que nos ahoga en un abrazo; en un beso que no termina, que viola tus sentidos y te agarra tan adentro que no deja llegar aire a tus retinas.
Va bajando entre tus altitudes carnosas y jóvenes, que muchos morirían por probar, haciendo que olvides si estás aquí o allá, o como te llaman cuando despiertas. Susurra un nombre que jamás hayas oído, y que recuerda a un alguien que ya es imposible que te coma; un nombre impronunciable que te tiembla las entrañas y borra cualquier cosa que estuviese tan adentro.
Relame tus pupilas apretando más profundo, hasta que no puedes hacer nada más que dejarte. Dejar que haga lo que quiera. Que te obligue a contar lo impronunciable, a llorarle los silencios escondidos que casi tenías por olvidados, a explicar tantos por qués, que no nos llega el infinito.
Pero no importa cuanto hables, seguirá apretándote más fuerte, hasta que no seas capaz de controlarte, y te vayas tan lejos que nadie ha ido jamás,
y que sea para quedarte.



(Alguien me recordó que un día quise decir todo eso, y que hay cosas que sí que no se olvidan.
Gracias.)

domingo, 8 de junio de 2008

Mateix.

Querer vomitar.
Vomitarme.
Odiar el recordar un solo beso tuyo.
Un te quiero infinito, carcomiéndome las entrañas.
Un instante de felicidad, como todos contigo; aúlla el ir a estropearlo, a romperlo, a cagarlo, a alejarte de mí queriendo y sin querer.
Y el no poder evitarlo.

El odiarme por no ser distinta.
Por no llorar como todos, y hacerlo con palabras, que a menudo nadie entiende, o sí; pero no un todo, no mí todo. El todo que duele, que hace que sangremos salado. Que hace que sangre salado, y cada lágrima abrase el lagrimal al salir despacio, cortando como entre cristales, rasgando mis mejillas.

Si cada día es el preguntarme como seré hoy.
Girar una ruleta que dirá exactamente igual, o que volverá a cambiarlo todo.
Un péndulo al que no le gusta quedarse en el medio. Que por mucho que lo intente no puede. Y se odia por ello.
Pero tampoco puede quedarse quieto. Y busca consuelo en culparte a ti, diciendo que a lo mejor no es culpa suya el volver a caerse, para decidir otra vez si seré igual o diferente; que a lo mejor eres tú, que no sabes atarlo con suficiente fuerza.
Otra vez a los extremos,
¿ahora sí quiero que me ates?
antes no, ¿y ahora sí?

¿y te quejas de que no te entiendan?

Desvestiré entonces el consuelo, y seré yo la única culpable.
Volvemos al principio.

Que de una manera u otra todo vuelva a terminar en ti.
A empezar terminar en ti.
En culparte a ti.
Odiarte a ti. Quererte a ti.

¿Y ahora?
Sigo sin poder sacar todo.
Pero aún así, me siento vacía.
Tan vacía que parece que todo involuciona.
Y lo único que se ve es como me repliego sobre mi misma.




Vacía.

miércoles, 28 de mayo de 2008

A ella no le importa.

Kelsey abrió los ojos lentamente.
La luz, verde brillante, la aturdió un poco; o tal vez no. Tal vez ya estaba aturdida, gracias a nuestra amiga Dioxicitrina; eso era lo último que recordaba. El olor dulzón de la Dioxicitrina y el sabor más dulzón todavía de la Omentopinicina.
Chico llamaba a esa mezcla “El Eraser casero”, él solía hacer eso, ponerle nombre a cosas que no lo necesitaban, o cambiárselo a otras que sí lo hacían.
Bien. El Eraser no había tenido efecto, si lo que pretendía era olvidarse de Chico, porque estaba claro que le recordaba.
Pero entonces..
¿Qué era lo que quería olvidar?
Eso era lo malo del Eraser, a veces pretendes olvidarte de algo, pero no lo haces, y tampoco recuerdas si precisamente era eso lo que querías borrar (atención al juego de palabras, licencias literarias que se le llama).

Decidió no darle más importancia al asunto, y levantarse de la cama.
Un suave mareo la meció.
Observó en derredor, todo estaba como siempre, pero parecía distinto. Como si la habitación le anticipase que iba a pasar algo, o tal vez, que ya había pasado algo; y tal vez de nuevo, quizás era ese algo pasado lo que quería olvidar; si era así, desde luego lo había conseguido.
Otro mareo, boca pastosa. Anticipo de vómito.
Corrió al baño.
Odiaba vomitar, pero le gustaba hacerlo con ciertas cosas, la Omentopinicina por ejemplo, teñía todo de violeta.

Cuando se repuso, vio que ese baño era nuevo. Tal vez lo que no quería recordar le había pasado en el baño, por eso el cambio.
-¡Mierda!- pensó- Siempre hago lo mismo. Quiero olvidar. Hola Dioxicitrina 3 comprimidos, hola Omentopinicina 4 gotas ¿quiere usted unirse a la fiesta? Borrado semiselectivo, vómito, y después, después; estúpida yo, yo, estúpida, quiero recordar eso que quise olvidar, maldita curiosidad, alguien debería inventar unas pastillas contra ella, ¡si hay pastillas para todo! o quizás ya estén inventadas, pero son demasiado caras para que yo pueda permitírmelas.

Fue a la pantalla de órdenes del baño, y la encendió. Le pidió que le dijese cuando se había limpiado/cambiado el baño por última vez. Aster contestó que hacía 2 horas.
Y ahora, ¿qué quería?
¿Recordar eso que olvidó? o ¿Olvidar eso que borró?

lunes, 19 de mayo de 2008

No ha falta posar cap títol.

Te huelo si te acercas
nos huelo si te acercas.
Me huelo antes de tocarme
si me rozas los latidos,
las verdades sinuosas.

Si relames mis sentidos
despacio de tus manos
apretando si termino,
y me huelo revolverme
aliñada a ojos de deseos
de tus labios
y tus ojos,
de tu lengua que me aturde.

Tú pretendes no morderme,
acariciarme los lamentos
si no sangro más gemidos;
y arrancas cada beso
sin importar si nos cortamos,
si ahogamos los sentidos.

Buscando mi apnea
el súmmum de mis latidos
empujando las palabras
y cosas que callamos,
que decirlas es pecado.

Y todo queda en un suspiro
en ojos cerrados de caricias,
en es mejor cerrar la boca
y no morderse si me azoro.

jueves, 15 de mayo de 2008

Cachos de algo.

(nota: leer muy rápido, se entendería mejor si lo leyese andrea, pero aún no sé como poner archivos de audio en la cosa esta, ya aprenderé ya)

¿Y quien es Andrea?
Andrea no es ni lo que ella piensa, ni lo que tu crees; Andrea no es. O sí. O no.
Eso solo lo sabe Dios, si es que existe. Si es que Dios no es Solaris. Y tendría hasta gracia si lo fuera. Y hablaríamos de cuando Dios murió, y también de cuando nació, de su adolescencia, de su pubertad, de su madurez, de infinitas cosas. Hablaríamos de tanto. Y yo quiero hablar contigo de tanto, de todo y de nada.
Quiero hablar hasta que mis glándulas salivares me digan “ya andrea, está bien ya, estamos cansadas de segregarte agua, iones cloruro, bicarbonato, fosfato, moco, lisozima, enzimas, estaterina, inmunoglobulinas, transferrina, lactoferrina y más cosas que tu no entiendes y que forman tu saliva; estamos hartas ya, así que, calla, cállate; cállate porque estamos hartas y si no te callas vamos a parar de segregar todo eso, y ya verás tú la gracia que te hace” ¿y qué? no pienso callarme, hasta que tu no me digas “andrea calla” si tu lo haces sí, andrea chitón, shut up, silence, silencio, prou, no mes, me callo, y no digo nada más hasta que tu no quieras. Porque también quiero callar contigo, callar y decir todo con los ojos, con las manos, con mis labios, pero sin palabras. Quiero dormir contigo, y olerte, y morderte; quiero escuchar todo lo que piensas, lo que sientes, lo que quieres, lo que te gusta, y todo lo que no; quiero saber que sueñas; quiero despertarme y verte a mi lado; quiero escuchar el silencio contigo, y besarte a oscuras, y ver como duermes; quiero abrazarte infinito, y que me acaricies a susurros, y me lamas cada milímetro; quiero morderte el alma, y relamerte cada mirada; quiero ser tuya, y que me escupas y me pegues, que me tortures, que me muerdas y me obligues, que me ates y me azotes, que me digas que no y me maltrates; quiero ser tuya y que me ames, me beses y me abraces, me acaricies y susurres; y quiero morderte y besarte, quiero ser todo lo que tu quieras que sea, y un poco más.
Quiero tanto.. Tantas cosas contigo, cosas infinito, tiempo infinito; para nosotros, que somos finitos; pero a tu lado, a tu lado todo es infinito, todo puede ser lo que yo quiera, todo es factible si quieres que lo sea.
A tu lado, soy finitamente infinita. Y me gusta, y quiero; pero a tu lado; porque de nada valdría serlo si no estás tú.

In conclusion: Eu Quero Ser Finitamente Infinita Contigo, E So Con-ti-go.

Punto. e. final.

martes, 13 de mayo de 2008

Paiasa.



Tórceseme o sorriso
e xa non sei nin que pensar (te)
que dicir (che);
ou como facer
pra non parecermos dous estraños.
Pero de súpeto é o que somos
e me culpo a cristais escachados.

Tampouco saen as palabras
ou un xesto,
que xa nom importa a ninguén.
Nin as bágoas
que levan os nosos nomes
e o seu;
que devecen por liberarse
por mitigar un pouco todo isto,
se atreven a asomar
nin a susurrar un estamos eiquí.

sábado, 10 de mayo de 2008

Carcamusa.

III.

Ponte falda le decía Chico, ponte falda. Y se le ponían esos ojos que tanto le gustaban, ponte falda le decía, póntela, me gustas con falda, estás buenísima con falda, esa de colegiala sí, esa con la que pareces una niñita, y ponte gafas, ¡póntelas! y mírame por encima, mírame por encima mientras te muerdes los labios, mírame por encima mientras te los muerdes sí, muérdetelos, como lo haces siempre, y mírame, mírame como miras a los demás, mírame como me miras a mí, mírame mírame mírame, mírame como sólo tú sabes mirar, muérdete los labios como sólo tu sabes morderlos, sé una niñita, ponte esas bragas negras, con raso rojo, póntelas, póntelas con el sujetador a juego, y métete en mi cama; métete a esperarme, y que cuando entre tú estés ahí, con tu sujetador, y tus bragas, y esos ojos, y esos labios, esos ojos que me miran como sólo puedes mirar tú, esos labios que se desean como sólo tu sabes hacer desear, y rasúrate, rasúrate el pubis para mí, rasúratelo, y di que es para mí, porque me gusta, como tú, como tus bragas, como tus labios, como tus ojos, como tu sujetador, como tu cuerpo, como tu pelo, como tu lengua que me derrite, y bájame los pantalones, disimulada, como si sólo lo hicieses para ver que hay debajo, curiosa, y después lámeme, lame mi ombligo, y baja, y haz, haz todo lo que quieras, sólo como tú sabes, como tu sabes, y muerde y lame y juega, como sólo sabes tu, como nadie me hará nunca, como sólo tu sabes, hazlo, hazlo mientras me muerdes la espalda, hazlo, métete en mi cama desnuda, llama a la puerta con sólo un abrigo encima, y déjame, déjame que te haga lo que yo quiera, déjame. Todo eso le decía; y ella se dejaba, se ponía esa falda que tanto le gustaba, le miraba como tanto le gustaba, le mordía como tanto le gustaba, le lamía como tanto le gustaba, le chupaba como tanto le gustaba, y gemía, gemía como a él le gustaba, porque sentía que se le iba la vida, sentía que todo iba a terminar allí, mientras él le hacía el amor, sentía que el mundo iba a terminarse, y gritaba, gritaba y gemía y soplaba y sollozaba y mordía, y el mundo se terminaba, se terminaba, se terminaba porque él la lamía, porque él le decía que era suya, porque quería ser suya, y quería que no terminase, que el mundo terminase, pero que no terminase, gemía, y el también gemía, se mordían, y el mundo iba a terminarse, siempre iba a terminarse, ella moría una y otra vez, él la miraba, siempre la miraba, y no le importaba él, le importaba ella, le importaba, y lo sabía, le importaba, por eso la dejaba morirse, por eso la hacía morirse, por eso sí, se morían, se, apretaba apretaban, hasta que de repente los dos morían, siempre juntos, siempre, siempre juntos juntos, siempre. Entonces la abrazaba, nadie la abrazaba, nadie, nadie después nadie, nadie después y nadie nunca, nadie antes, nadie después, nadie la abrazaba, nadie la abrazaba después de usarla, y ella se dejaba, se dejaba y lloraba, lloraba porque no quería irse, lloraba porque quería quedarse así, lloraba porque estaba desnuda por fuera, desnuda por dentro, lloraba porque él podía desnudarla como y cuando quisiera, lloraba porque él hacía lo que quería con ella, lloraba, lloraba y él la abrazaba, y le decía que la quería, que no se irían nunca, que no, que no, pero ella lloraba, lloraba porque sabía que se irían, sabía que eso eran como castillos de naipes, sabía que se mentían, que los dos se mentían, pero que lo querían de verdad, entonces lloraba más, y él la abrazaba, y lloraba, lloraban.
Llora. Ahora.

martes, 6 de mayo de 2008

Calle Joaquín Yáñez nº 13.

Calles sudadas
mezclan pensamientos más sudados todavía
pensamientos masturbados,
apretados encharcados
de ojos que nos miran;
a ti te da igual
y yo estoy tan lejos que ya no sé ni como me llamo,
entonces..
¿qué va a importarme que nos miren?

Pasos apurados
avecinan empujones a un maletero
a un portal apagado,
a un suelo de una calle
de piedra dura y fría.

Empujones y apretones
a carnes,
y a faldas con medias agrietadas.
Como tú, que me agrietas cada gemido
relamiendo entre mis rotos
mordiendo mis adentros,
con mordiscos que son te quiero
y se materializan en palabras,
más tarde en un susurro
en un portal desaliñado
¿y ahora que voy a contestarte?
¿y ahora que va a contestarme?
un te quiero que no es por sexo
que no es por la graduación que hay en mi sangre
que es limpio y contradice lo que hacemos
y que no va a desgastarse.

lunes, 5 de mayo de 2008

Watermelon love.

Hoy no importa lo que él vomite,
no voy a dejar salpicarme;
si escupe regurgitaciones de te quieros,
que se ajan nada más tocarme.

Hoy no importa la zozobra
no podrá acercarse;
porque ayer estuve colorada
y la sangre no quería dejar mis mejillas
hasta que tú no las mordieses.

Colorada acalorada a lametones de conciencia
de que más da si no fue ayer y fue un día antes,
de que hoy parece una eternidad,
de todo es estúpido e irracional,
pero no importa ser así
si lo eres sin sentido
y nos gusta relamernos.

Consintiendo a las palabras que se escapen
verborrea;
consintiendo puntos y comas
que hostigan lo ecuánime
que dan patadas a lo lógico
como tú sonriendo a pesadillas
a lo malo que quiere comérsete.

Hostigas mi razón,
arrancando besos con lengua de tenis encharcados,
de pelo mojado alborotado
de sonrisas inmaduras inocentes
que no saben ser de otra manera;
de ojos cansados de tanta imagen
que a veces miran implorando que los cierres
de labios con sabor a papaya
que se resecan si no los muerdes
y de más cosas,
que se escupen más profundo.

¿Y ahora que haremos para callarme?

domingo, 4 de mayo de 2008

(¿)Inauguración(?).

Y por el poder que yo misma me concedo, declaro inaugurado este blog, depósito de pensamientos, cosa dónde desaogarme o lo que sea que será, o es.