¡¡Sonríe!!
Rezan unas letras doradas debajo de la ventana, fría, que nos separa del resto del mundo. Que nos hace peces calientes, sumidos en nosotros mismos, sin querer que nos miren a los ojos y vean que somos menos de lo que queremos ser, o incluso de lo que aparentamos; y eso es lo que les da el verdadero miedo.
¡¡Sonríe!!
No necesitaba leerlo dos veces, gracias;
y la ironía explotó, con esa lágrima que no quiero que salga, que abrasa el lagrimal implorando libertad; junto con los labios apretados, locos por torcerse, o morderte.
Pero como voy a sonreír.
Sonríe.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario