sábado, 10 de mayo de 2008

Carcamusa.

III.

Ponte falda le decía Chico, ponte falda. Y se le ponían esos ojos que tanto le gustaban, ponte falda le decía, póntela, me gustas con falda, estás buenísima con falda, esa de colegiala sí, esa con la que pareces una niñita, y ponte gafas, ¡póntelas! y mírame por encima, mírame por encima mientras te muerdes los labios, mírame por encima mientras te los muerdes sí, muérdetelos, como lo haces siempre, y mírame, mírame como miras a los demás, mírame como me miras a mí, mírame mírame mírame, mírame como sólo tú sabes mirar, muérdete los labios como sólo tu sabes morderlos, sé una niñita, ponte esas bragas negras, con raso rojo, póntelas, póntelas con el sujetador a juego, y métete en mi cama; métete a esperarme, y que cuando entre tú estés ahí, con tu sujetador, y tus bragas, y esos ojos, y esos labios, esos ojos que me miran como sólo puedes mirar tú, esos labios que se desean como sólo tu sabes hacer desear, y rasúrate, rasúrate el pubis para mí, rasúratelo, y di que es para mí, porque me gusta, como tú, como tus bragas, como tus labios, como tus ojos, como tu sujetador, como tu cuerpo, como tu pelo, como tu lengua que me derrite, y bájame los pantalones, disimulada, como si sólo lo hicieses para ver que hay debajo, curiosa, y después lámeme, lame mi ombligo, y baja, y haz, haz todo lo que quieras, sólo como tú sabes, como tu sabes, y muerde y lame y juega, como sólo sabes tu, como nadie me hará nunca, como sólo tu sabes, hazlo, hazlo mientras me muerdes la espalda, hazlo, métete en mi cama desnuda, llama a la puerta con sólo un abrigo encima, y déjame, déjame que te haga lo que yo quiera, déjame. Todo eso le decía; y ella se dejaba, se ponía esa falda que tanto le gustaba, le miraba como tanto le gustaba, le mordía como tanto le gustaba, le lamía como tanto le gustaba, le chupaba como tanto le gustaba, y gemía, gemía como a él le gustaba, porque sentía que se le iba la vida, sentía que todo iba a terminar allí, mientras él le hacía el amor, sentía que el mundo iba a terminarse, y gritaba, gritaba y gemía y soplaba y sollozaba y mordía, y el mundo se terminaba, se terminaba, se terminaba porque él la lamía, porque él le decía que era suya, porque quería ser suya, y quería que no terminase, que el mundo terminase, pero que no terminase, gemía, y el también gemía, se mordían, y el mundo iba a terminarse, siempre iba a terminarse, ella moría una y otra vez, él la miraba, siempre la miraba, y no le importaba él, le importaba ella, le importaba, y lo sabía, le importaba, por eso la dejaba morirse, por eso la hacía morirse, por eso sí, se morían, se, apretaba apretaban, hasta que de repente los dos morían, siempre juntos, siempre, siempre juntos juntos, siempre. Entonces la abrazaba, nadie la abrazaba, nadie, nadie después nadie, nadie después y nadie nunca, nadie antes, nadie después, nadie la abrazaba, nadie la abrazaba después de usarla, y ella se dejaba, se dejaba y lloraba, lloraba porque no quería irse, lloraba porque quería quedarse así, lloraba porque estaba desnuda por fuera, desnuda por dentro, lloraba porque él podía desnudarla como y cuando quisiera, lloraba porque él hacía lo que quería con ella, lloraba, lloraba y él la abrazaba, y le decía que la quería, que no se irían nunca, que no, que no, pero ella lloraba, lloraba porque sabía que se irían, sabía que eso eran como castillos de naipes, sabía que se mentían, que los dos se mentían, pero que lo querían de verdad, entonces lloraba más, y él la abrazaba, y lloraba, lloraban.
Llora. Ahora.

1 comentario:

Andichan dijo...

Comentario a mi misma:
Deja. De. Hacer. ¡ESO!